En noviembre de 2016, el presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, Salvador García Llanos, puso el prólogo a la publicación en pdf Periodistas y el buen uso del idioma en el deporte, una reflexión sobre la mirada de 190 periodistas de 12 países en torno al lenguaje de la comunicación deportiva.
Prólogo
Salvador García Llanos (*)
Aquella
anécdota de Antonio Machado, de don Antonio, mejor dicho.
El
personaje literario de su creación, Juan de Mairena, una suerte de
poeta-filósofo, le pide en clase a uno de sus alumnos que escriba en la pizarra
la frase “Los eventos consuetudinarios que acaecen en la rúa”. El alumno cumple
con el encargo y Mairena le dice: “Vaya usted poniendo eso en lenguaje
poético”.
A
continuación, tras breve meditación, escribe: “Lo que pasa en la calle”.
Juan
de Mairena señala: “No está mal”.
Ilustrativo
pasaje que, extrapolado a la aventura de las palabras en movimiento que
Jesús Castañón Rodríguez inició hace ahora treinta y cinco años, revela el
incesante caudal de la creatividad del lenguaje deportivo, un hecho al que ha
sido sensible con esmero como lo prueban sus investigaciones y sus
incorporaciones, hechas desde el tesón y la sencillez, al alcance de todos para
que todos se beneficiaran del enriquecimiento del idioma en que se desenvuelve
el ámbito deportivo y que es necesario cuidar para hacer un adecuado uso
de todos sus recursos y de todas sus
opciones.
Las
palabras se mueven, claro que sí. Pero no pueden ni deben hacerlo de forma
desordenada o anárquica. Tienen que persuadir, atraer, fascinar, encandilar y
enganchar. Lo contrario equivaldría a defraudar, revelar desconocimiento, dañar
y hasta arruinar un texto, cualquiera, una información o una opinión. La vida
es, sobre todo, comunicación. Por tanto, en la sociedad del conocimiento, en
los tiempos que nos ha tocado vivir, con las exigencias que van en aumento, ese
hecho, la comunicación, debe discurrir de forma tan fluida como ajustada, como
si las palabras fueran piezas de oraciones de un gigantesco y complejo
engranaje que obliga a un permanente ejercicio de destreza.
Por
ello, el autor hace una tercera revisión de aquel trabajo, Periodistas por
el buen uso del idioma, iniciado, con Hinchas del idioma, en la
emisora salmantina de la cadena SER, allá en 2009. Le siguió otra, en 2011, con
la que se gestó un libro, La comunicación deportiva y la lengua español (Castañón), prologado por el
académico correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y
secretario general de la Fundación del Español Urgente, Francisco Muñoz
Guerrero. En esta nueva entrega, que titula Periodistas y el buen uso del
idioma del deporte, ya suman ciento noventa profesionales de doce países de
dos continentes los que aportan testimonios que constatan el dinamismo del rico
universo de las palabras. La aventura prosigue.
Porque
el propio Castañón es quien revela su admiración por el periodismo deportivo,
convencido, como está, de sus formidables potencialidades de integración y
plasmación de aquellas ensoñaciones o ideales que sustancian, incluso, avances
sociales y hacen madurar la expresión oral
o la escritura de modo que cobran sentido los
valores de la investigación y el perfeccionamiento. Adaptaciones, neologismos, sinonimia, correcciones… todo tiene razón de ser en cada recurso expresivo o literario. La consulta se convierte, así, en un instrumento primordial para perfeccionar el estilo o superar dudas y evitar yerros dialécticos, narrativos y lingüísticos.
Las
contribuciones de los autores registrados demuestran que no se quiere una
lengua fosilizada ni anquilosada. Y mucho menos, anticuada, con vestigios de
moldes que propician lugares comunes, frases hechas y hasta uso indebido de
vocablos. La trascendencia y el impacto del hecho deportivo en nuestros días
van más allá de las emociones o las pasiones que despierta cualquier
confrontación. Estamos hablando de un volumen de negocio considerable, de miles
de millones de euros o dólares por derechos de imagen. Y, por supuesto, de una
incidencia sociológica en las culturas y las costumbres de las aficiones, mejor
dicho, de los seguidores o de los pueblos. Eso significa que el lenguaje tiene
que estar a la altura, que quienes van a manejarlo, ante audiencias millonarias
o redes sociales infinitas, deben hacerlo con solidez y, por supuesto, con
conocimiento de causa. El escritor y sociólogo francés Alain Ehrenberg afirmó
que la popularidad de los deportes reside en su capacidad para encarnar el
ideal de las sociedades democráticas, mostrándonos por medio de sus figuras,
individualidades o conquistas colectivas, que “cualquiera puede llegar a ser
alguien”, que el estatus no se adquiere con el nacimiento sino que se conquista
en el transcurso de la vida, como escribe el antropólogo galo Christian
Bromberger en el libro Fútbol y pasiones políticas (Temas de debate).
Durante
mucho tiempo, el periodismo deportivo patrio tuvo que cargar con sambenitos de
tópicos, repeticiones, fraseología ramplona, tibiezas contagiosas y vicios que,
en muchos casos, desembocaron en una vulgarización del lenguaje. Ha costado,
pero a base de esfuerzos, de una mayor preocupación por la formación, de una
diversificación de las opciones de conocimiento, de una racionalización de los
planes de estudio universitarios y del probado celo de muchos profesionales,
expertos y profesores, ha sido posible irse desprendiendo de buena parte de ese
lastre para situar al periodismo deportivo español a la altura de los mejores
del mundo. Hoy por hoy es una especialización que ofrece prestaciones de alto
nivel.
El
lenguaje periodístico del deporte interesa, pues, desde los ángulos de su
repercusión en amplísimos ámbitos sociales. “La victoria podrá quedar en los
libros pero la forma de conseguirla queda en la cabeza de la gente”, dijo el
técnico italiano Arrigo Sachi. Por eso, hay que hacer una estimación de la
lengua de forma perseverante, no solo desde la ortodoxia gramatical o de las
mejores creaciones literarias sino también desde la expresión común -y la
coloquial- y las modificaciones que comporta un elemento vital de diálogo,
entendimiento y conocimiento.
Machado
apreció la sencillez y su escritura modélica invita a ponderar la construcción
de las figuras literarias, las locuciones, la adjetivación que no embriague ni
empalague, la ilación de las
ideas, las premisas y sus nexos. Decir a estas alturas que hay que cuidar o
mimar el lenguaje del periodismo deportivo puede parecer una obviedad
aplastante pero en cualquier género, crónica, entrevista, artículo, comentario
e incluso editorial, es preciso afinar, si nos apuran, hasta con un evidente
afán didáctico, aún conscientes del carácter efímero de transmisiones y textos.
La avidez con que se lee -cada vez más a un clic- requiere de un cierto dominio del lenguaje y
de solidez en el empleo de sus elementos y resortes. Ya dijo el periodista
alemán Paul Ingendaay, en el prólogo del libro de Julián Marías, Salvajes y
sentimentales (Alfaguara), que “las historias que cuenta el fútbol son
actualidad y a la vez todo lo contrario. Atesoran momentos de nuestra vida que
brillan por encima de otras muchas cosas de nuestro pasado, sumidas en el
olvido...”.
Así
que la aventura, lo que pasa en la calle, ha deparado valiosas e intelectuales
experiencias en tanto que ha ido engrosándose con autores y testimonios que
Jesús Castañón Rodríguez ha sabido recopilar y combinar con paciencia
inagotable a lo largo de una década hasta llevar a cabo una tarea que los
periodistas en general y los deportivos en particular hemos de agradecer. El
buen uso del idioma es, hoy por hoy, indispensable. Las palabras están en
movimiento.
(*) Salvador García Llanos (Puerto de la Cruz, 1953). Presidente de
la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife. Periodista y
escritor. Su trayectoria periodística ha estado vinculada a las agencias de
noticias Efe y Logos, a los rotativos Diario de Avisos y La Tarde, a las
publicaciones digitales Eldiario.es y Tribunamunicipal.es, a las emisoras
Cadena Cope, Cadena Ser, Onda Cero, Radio Atlántico y Radio Nacional de España y al canal
Televisión Española. Su faceta como autor/editor comprende los libros Tipos y personajes del Puerto de la Cruz,
Turismo. Reflexiones en la crisis, Textos
y manifiestos políticos (1995-99), Pensamientos
en el muro y el volumen sobre las bodas de plata del Club Deportivo Puerto
Cruz. Ha prologado varios libros de distintos autores. Actualmente edita
www.garciaenblog.blogspot.com. También sido alcalde del Puerto de la Cruz,
presidente de la Mancomunidad del Valle de la Orotava, director general de
Relaciones Informativas del Gobierno de Canarias, director de comunicación del
Ministerio para las Administraciones Públicas, director del gabinete del
Delegado del Gobierno en Canarias y Delegado del Gobierno en Canarias. Hoy en
día ejerce como director de gabinete de la presidencia del Parlamento de
Canarias. Su reflexión
sobre el lenguaje deportivo pretende edificar la credibilidad del periodista
desde el buen uso del lenguaje, el fomento de la originalidad y la creación de
un estilo propio. Comprende las intervenciones “Curso de Periodismo Deportivo”,
en la actividad del mismo nombre
convocada por el Centro Internacional de Ciencias de la Comunicación en
1987; “Lenguaje y periodismo deportivo” en 1992 en el marco de un curso de la
Universidad Internacional Menéndez Pelayo sobre lenguaje periodístico y la
“Lección de clausura del 55 Curso de Español para Extranjeros” convocado por el
Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias y la Universidad de La Laguna en
2010. Además, entre 2001 y 2016, ha reflexionado sobre usos del castellano en
artículos de prensa para abordar con ejemplos deportivos errores, latiguillos,
muletillas, neologismos y vulgarismos.