En febrero de 1999 Ricardo Soca, corresponsal de la BBC en Río de Janeiro y editor de La Página del Idioma Español, puso la entrada al libro Idioma y Deporte.
Prólogo
Ricardo Soca (*)
Una de las pasiones más multitudinarias de este siglo que nos abandona ha sido el deporte en el ámbito mundial. Juegos Olímpicos o Campeonatos Mundiales de fútbol, concentran cada dos años la atención de cientos de millones de personas en los cinco continentes, el planeta parece reducir su marcha y los nombres de los atletas resuenan por todos los rincones del Globo, entonados con la multiforme variedad de las lenguas humanas.
Es verdad que se lee cada
vez menos, pero también es cierto que los que insisten en informarse a través
de periódicos y revistas, impresas o digitales, tienen el deporte entre sus
principales prioridades. Tanto es así
que siguiendo la tendencia mundial de la segmentación informativa son cada más
numerosos los medios que tienen el deporte como único o principal
contenido. También se observa que el
espacio dedicado a los deportes es el que más crece en los medios
tradicionales.
El deporte, efecto del
fenómeno de la mundialización (y quizá también una de sus causas), lleva a
millones de personas a interesarse no sólo por el desempeño de su jugador o
equipo preferido sino también por el resultado de equipos y jugadores que
quizás nunca conocerán directamente. Y hasta saber de las vidas privadas, las
hazañas, las locuras, las glorias y miserias de los héroes contemporáneos.
Una de las críticas
permanentes al periodismo mundial es su excesivo interés en los aspectos
negativos de la existencia humana: la violencia, el narcotráfico, los
accidentes, las tragedias. Ante la avalancha permanente de ese tipo de
noticias, la narración de una victoria deportiva, sea una plusmarca olímpica,
el ascenso en un escalafón (¿o ranking?),
la obtención de una copa, son bálsamo para los cansados y saturados sentidos de
los consumidores de mensajes mediáticos.
Esta es quizás una de las razones por las cuales aumenta el interés por
lo deportivo, una de las escasas alternativas a la información de la violencia
y la tragedia.
El
periodismo deportivo no es entonces intrascendente como suele parecerlo. Se lo
ve como alienante, pero en verdad se ocupa de uno de los principales fenómenos
culturales de nuestro tiempo, lo que le confiere una esencia formativa y
formadora.
Ricardo Soca y portada del libro
Y
como no podría ser de otra forma, el deporte mundializado ha hecho surgir
nuevas formas de lenguaje, palabras y expresiones pintorescas y coloridas,
teñidas por la lúdica alegría de las tribunas y los campos de juego, que surgen
de lo cotidiano o que nos invaden desde otras lenguas de forma no siempre
enriquecedora. El periodismo deportivo es hoy una especialidad tan particular
como la Ciencia, la Economía o la Política. El lenguaje deportivo y la crónica
para lectores hispanoparlantes son temas apasionantes que Jesús Castañón
Rodríguez ha abordado y desarrollado como ningún otro especialista. Este joven
lingüista, escritor y profesor universitario ha consagrado 17 años, entre 1982
y 1999, a esta preocupación tan noble que es velar por el correcto uso del
español.
Su inquietud por el uso
correcto de nuestra lengua ha llevado a Castañón a concluir que se debe impulsar la lengua del deporte como
patrimonio del idioma español, como recomendó a alumnos de Doctorado en la
Universidad de Salamanca adonde fue convidado para participar en un Seminario
sobre corrección de textos en la prensa escrita.
El autor asume que la
redacción deportiva, bastante más libre que las de asuntos económicos,
políticos o científicos en general, abre sus puertas para que los periodistas
usen y abusen de los extranjerismos. Es verdad que muchas veces no existe el
equivalente en nuestra lengua pero también es cierto que en muchos casos el
vocablo español ya existe y está en boga pero por alguna recóndita razón el
término foráneo se cuela entre las mesas de redacción y edición y termina
incluso acostumbrando a nuestros lectores cotidianos.
En sus libros, trabajos y
comunicaciones científicas, el autor –que ha colaborado con el Departamento de Español Urgente de la agencia
EFE en su especialidad- llama la atención sobre éstas y muchas otras cuestiones
e invita con persistencia y contundencia a los colegas del área deportiva a no
temer por una improbable pérdida de “estilo deportivo” al emplear la palabra
española cuando ésta exista, abandonando el anglicismo, el más típico entre los
extranjerismos deportivos.
Con rigor científico, con
talento y con la misma emoción que mueve a las multitudes, el profesor Castañón
ha desarrollado en libros, artículos y conferencias sus tesis sobre el lenguaje
deportivo. Ha elaborado incontables glosarios en los que recoge la jerga de
diversos deportes, el léxico florido de relatores y comentaristas, que
describen partidos agónicos, goles,
nogoles y contragoles
certificados por jugadores desequilibrantes
o por fallos de los goal-keepers.
En sus obras, la rigurosa
disciplina del científico no llega a ocultar la pasión del deportista, la
alegría del hincha ni el texto ameno del escritor talentoso. Es así que sus
trabajos abordan el lenguaje deportivo desde ángulos tan sabrosos como la
creación literaria, la historia del deporte, la crónica periodística y las
relaciones entre el humorismo y el lenguaje deportivo.
En la era de la comunicación global
instantánea, las tesis de Castañón sobre
el lenguaje deportivo finisecular no podrían estar ausentes de la red mundial
de ordenadores, la Internet. Para La Página del Idioma Español es un honor
contar con el especialista más destacado en el tema, como coordinador de su
sección de lenguaje deportivo, donde muchos de sus trabajos despiertan el
interés de hispanohablantes del mundo entero.
(*) Ricardo Soca es periodista. Reside en Río de Janeiro (Brasil), donde fue corresponsal
del diario El País (España) durante
ocho años. Actualmente, desempeña la corrsponsalía de la agencia de noticias Deutsche Presse Agentur (Alemania) y
colabora con el diario de Buenos Aires La
Nación (Argentina) y con las radios BBC (Londres), Nuevo Tiempo (Uruguay) y Radio Nacional de Suecia.