Jesús Castañón Rodríguez
En el siglo XXI, el
deporte de los países que hablan español constituye una multitudinaria pasión,
de variadas voces y acentos, en la que han realizado aportaciones los recintos
de competición, las tribunas, los medios de comunicación y las recreaciones
artísticas. Acoge una participación sin exclusiones que ha suscitado el interés
de todo tipo de estudios sociales e instituciones, entre las que se hallan las
lingüísticas y las religiosas.
El estudio del idioma español en el deporte,
llevado a cabo por la Real Academia Española, ha registrado los usos que ha
recibido este ámbito desde la Edad Media hasta la actualidad. Ejercicios
tradicionales, ejercicios de salón, juego de pelota, caza, pesca, esgrima,
equitación, torneos, juegos de cañas, juegos de sortija… han dado paso a un
creciente interés por las expresiones del deporte moderno, en especial tras las
experiencias de México y España en la organización de los Juegos Olímpicos, y
por la influencia de sus neologismos al recoger las tendencias más novedosas
del español actual.
Desde que se editara el Diccionario de Autoridades en el siglo
XVIII, se han su- Deporte: Su definición en el Diccionario de la lengua
española 11 mado a esta tarea la Asociación de Academias de la Lengua Española,
destacados miembros de Argentina, Colombia, España, Estados Unidos o México y,
en los siglos XX y XXI, los directores Ramón Menéndez Pidal, José María Pemán,
Dámaso Alonso, Pedro Laín Entralgo, Rafael Lapesa, Manuel Alvar, Fernando
Lázaro Carreter, Víctor García de la Concha y José Manuel Blecua.
La preocupación de la
Iglesia por el deporte, como lenguaje simbólico universal, arrancó en la
Antigüedad con los padres de la Iglesia para sentir la vida cristiana como una
lucha y fomentar el crecimiento físico y espiritual. Este perfeccionamiento
moral y personal a través del deporte encontró su lugar en la educación gracias
a figuras como Thomas Arnold y su Muscular Christianity, el Arzobispo de
Pensilvania, Monseñor Ethelbert Talbot con su influencia en la idea de que lo
importante no es ganar sino participar y los dominicos Louis Henri Didon con su
lema Citius, altius, fortius y
Ferdinand Antonin Vuillermet con su libro La
juventud y los deportes.
Desde el Concilio
Vaticano II el deporte se vinculó a la cultura contemporánea para destacar la
dignidad del cuerpo humano, la alegría de vivir, la amistad, el juego y la
fiesta en una espiritualidad sin exclusiones que establece relaciones fraternas
y favorece las virtudes cardinales, la ética y los valores. En los siglos XX y
XXI, esta labor ha contado con las intervenciones de los Papas Pío X, Pío XII,
Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, así como con los trabajos
de la Sección “Iglesia y Deporte” en el Consejo Pontificio para los Laicos como
observatorio para la labor pastoral, los testimonios de vida cristiana entre
deportistas, el estudio de temáticas específicas y la forja de una cultura al
servicio de la paz y la hermandad.
Es un panorama que se ha
complementado con la labor de los medios de comunicación católicos y la
reflexión sobre el lenguaje deportivo, tal y como ha ocurrido en España con los
diarios La Gaceta del Norte o El Debate, la formación especializada generada
por la Escuela de Periodismo de El Debate o la Universidad Pontificia de
Salamanca y la participación de periodistas, deportistas y lingüistas de
América y España en 1992 y 2012 en el Congreso Internacional El idioma español en el deporte y el VII Seminario Internacional de Lengua y
Periodismo: El español en el periodismo deportivo en un foco de gran
importancia para la historia de la lengua y la cultura española: el Monasterio
de Yuso, en San Millán de la Cogolla.
En este marco, el deporte
ha merecido el estudio de Tomás Emilio Bolaño Mercado, teólogo del deporte,
doctor honoris causa por la Organización de las Américas para la Excelencia
Educativa, doctor honoris causa por el Consejo Iberoamericano en Honor a la
Calidad Educativa, magíster en Teología por la Universidad Pontifica
Bolivariana, especialista en sistemas de información por la Escuela de
Administración, Finanzas y Tecnología, profesor emérito del Politécnico
Colombiano Jaime Isaza Cadavid y catedrático de la Universidad Pontificia
Bolivariana. Especialista en el análisis de las características sociales y
raíces humanas del ocio, ha abordado el deporte como forma de deseo de vida
paradisíaca, de entrenamiento para la vida espiritual mediante reglas y
autodisciplina y de filosofía de vida que va más allá de los resultados. Y ha
hermanado esta preocupación espiritual y lingüística en obras como el Diccionario de recreación, para
identificar un marco lingüístico de referencia para el ocio, la recreación y
otros aspectos educativos, turísticos y de
promoción social; El deporte una
analogía de la vida cristiana, para analizar la relación entre deporte y
cristianismo desde los textos del apóstol San Pablo hasta la actualidad; e Iglesia y deporte: El deporte es un medio,
no un fin en sí mismo, para recopilar sus intervenciones en el Consejo
Pontificio para los Laicos y exponer una eclesiología del deporte en la que
abundan las referencias idiomáticas en relación con el olimpismo y con el
desarrollo de conceptos pastorales a partir de las menciones que de la palabra
deporte realizó la V Conferencia Episcopal de América Latina en 2006.
El volumen Deporte propone un ameno recorrido por
la vida de este término en el principal diccionario académico. Su historia con
el concepto de la voz y su registro en fuentes literarias y lingüísticas, la
definición recogida en el Diccionario de
Autoridades y su evolución en todas las ediciones del Diccionario de la Lengua Española, el origen del término, el
análisis de sus acepciones con el diferente orden en que han sido presentadas y
la presencia en formas complejas son los principales aspectos que aborda con
minuciosidad y precisión. Aporta una documentada visión de los estudios
lingüísticos sobre el tema y datos curiosos sobre la voz deporte en las obras
lexicográficas académicas en el siglo presente. Deporte es útil para destacar que el idioma español ha logrado
llegar más alto, más lejos y más fuerte.
Asturias, 2013.