miércoles, 1 de abril de 2020

La responsabilidad lingüística del periodista


La responsabilidad lingüística del periodista

Alberto Pedro Pérez Sánchez (*)

El periodista ama contar cosas y, como tal, quiere hacerla bien. En mi caso también amo el deporte y por eso quiero cuidarlo. Creo que lo dignifico si lo mimo y eso conlleva hablarlo con delicadeza y corrección. De este modo conseguiré que el que lo escucha o el que lo lee sienta un mayor respeto por él. Los que trabajamos en el habla del deporte tenemos una enorme responsabilidad. Nos dirigimos a millones de personas que esperan con avidez que les informemos. Sin saberlo, incorporan a su vida montones de términos que nosotros les contamos. Estamos contribuyendo a su formación intelectual y, al mismo tiempo, servimos a nuestra profesión.

Cuando mi querido 'profesor' Castañón me invitó a participar en este apasionante buceo por el idioma del deporte, pensé en intentar explicar las verdaderas motivaciones que me han convertido en un hincha del idioma. Diría que son principalmente reivindicativas. He crecido escuchando los prejuicios de colegas en distintos ámbitos extradeportivos acerca de los constantes errores que comete el periodista deportivo en sus relatos. Errores sí porque sería poco productivo no analizarse, pero nunca porque el deporte no merezca un cuidado mayor y ahí es donde me rebelo. Quien lo considera un contenido menor está menospreciando a quien lo habla y a quien lo escucha y desde las dos trincheras hay un interés enorme en la cantidad y preciado en la calidad. Me sonroja encontrar mi nombre en estas páginas cercano al de lingüistas, literatos y periodistas excelsos que se han preocupado del buen uso del idioma deportivo. Razón de más para sentir una responsabilidad enorme por hablar cada vez mejor y gracias al profesor Castañón lo intento aunque nunca será suficiente.



 

Alberto Pérez y portada del libro La comunicación deportiva y la lengua española.

Diré en defensa de la profesión que es muy difícil cuidar términos en lo vertiginoso del relato, que da muy poco tiempo a pensar y que preparar lo imprevisto es una tarea que aún no se ha inventado. Los más artistas del balón se equivocan pasando y nosotros hablando, pero entrenamos para reducir los errores y creo que la cosa va bien. Estoy seguro de que podríamos defender muy dignamente cualquier otra materia del habla en la que antes puedes sentarte en una mesa para pensar lo que quieres decir. Hacerla casi al mismo tiempo lo complica, pero debemos poner todos los medios para solventarlo por respeto a nuestra profesión. En todo caso este libro es una magnífica oportunidad para actualizarse y ha de ser manual de referencia para todos los que 'servimos' al deporte.

Acabo mostrando mi gratitud al profesor Castañón por pensar en mí para concluir un trabajo tan útil para la profesión e invitando a todos a contribuir desde su pequeño espacio al bien común. Si dedicamos un poco de tiempo a cuidar lo que contamos y cómo lo contamos, haremos del idioma deportivo un área de magnitud incalculable y, lo que es más importante, respetada por todos.


Salamanca, 2011.
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(*) Periodista que ha sido profesor de periodismo, locución en transmisiones deportivas y comunicación e información en televisión en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, entidad en la que ha promovido las Jornadas de Comunicación Deportiva y el Título de Experto en Comunicación Deportiva. Su trayectoria periodística comprende facetas como narrador de partidos de Primera División en Audiovisual Sport, redactor del diario Tribuna de Salamanca, redactor de la Cadena Cope en Salamanca y, actualmente, como jefe de deportes de Radio Salamanca, de la Cadena Ser, corresponsal del diario As en Salamanca y columnista del diario Tribuna de Salamanca.