La responsabilidad lingüística del periodista
Alberto Pedro Pérez
Sánchez (*)
El periodista
ama contar cosas y, como tal, quiere hacerla bien. En mi caso también amo el
deporte y por eso quiero cuidarlo. Creo
que lo
dignifico
si
lo mimo
y eso conlleva hablarlo con delicadeza y corrección. De este modo conseguiré
que el que lo escucha o el que lo lee
sienta un mayor respeto por él. Los
que trabajamos en el habla del deporte tenemos una enorme responsabilidad. Nos dirigimos a millones de personas que esperan con avidez que les informemos. Sin
saberlo, incorporan a su vida montones de términos que nosotros les contamos. Estamos
contribuyendo a su formación intelectual y, al mismo tiempo, servimos a nuestra
profesión.
Cuando mi
querido 'profesor' Castañón me invitó a participar en este apasionante buceo
por el idioma del deporte, pensé en intentar explicar las verdaderas
motivaciones que me han convertido en un hincha del idioma. Diría que son
principalmente reivindicativas.
He crecido escuchando los prejuicios de colegas en distintos ámbitos
extradeportivos acerca de los constantes errores que comete el periodista deportivo en sus relatos. Errores sí porque sería poco
productivo no analizarse, pero nunca porque el deporte no merezca un cuidado
mayor y ahí es donde me rebelo. Quien lo considera un contenido menor está
menospreciando a quien lo habla y a quien lo escucha y desde las dos trincheras
hay un interés enorme en la cantidad y preciado en la calidad. Me sonroja encontrar
mi nombre en estas páginas cercano al de lingüistas, literatos y periodistas
excelsos que se han preocupado del buen uso del idioma deportivo. Razón de más
para sentir una responsabilidad enorme por hablar cada vez mejor y gracias al
profesor
Castañón
lo intento aunque nunca será suficiente.
Alberto Pérez y portada del libro La comunicación deportiva y la lengua española.
Diré en
defensa de la profesión que es muy difícil cuidar términos en lo vertiginoso
del relato, que da muy poco tiempo a pensar y que preparar lo imprevisto es una
tarea que aún no se ha inventado. Los más artistas del balón se equivocan pasando y
nosotros hablando, pero entrenamos para reducir los errores y creo que la cosa
va bien. Estoy seguro de que podríamos defender muy dignamente cualquier otra materia del habla en la que antes puedes sentarte en una mesa
para pensar lo que quieres decir. Hacerla casi al mismo tiempo
lo complica, pero debemos poner todos los medios para solventarlo por respeto a nuestra profesión. En
todo caso este libro es una magnífica oportunidad para actualizarse y ha de ser manual de referencia
para todos los que 'servimos' al deporte.
Acabo
mostrando
mi
gratitud al profesor
Castañón por pensar en mí para concluir un trabajo tan útil para la profesión e invitando a todos a
contribuir desde su pequeño espacio al bien común. Si dedicamos un poco de tiempo a cuidar lo que contamos
y cómo lo contamos, haremos del idioma deportivo un área de magnitud incalculable y, lo que es más
importante, respetada por todos.
Salamanca, 2011.
_______
(*) Periodista que ha sido profesor de periodismo,
locución en transmisiones deportivas y comunicación e información en televisión
en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca,
entidad en la que ha promovido las Jornadas de Comunicación Deportiva y
el Título de Experto en
Comunicación Deportiva. Su trayectoria periodística comprende facetas como
narrador de partidos de Primera División en Audiovisual Sport, redactor del
diario Tribuna de Salamanca, redactor de la Cadena Cope en Salamanca y, actualmente, como jefe de
deportes de Radio Salamanca, de la Cadena Ser, corresponsal del diario As en
Salamanca y columnista del diario Tribuna de Salamanca.