martes, 1 de diciembre de 2020

Un viaje por la cultura de la comunicación deportiva mexicana


Jesús Castañón Rodríguez

En el siglo XXI, con el impulso de la comunicación mundial y globalizada, el deporte ha traspasado los límites de los terrenos de competición para establecer nuevas relaciones y convertirse en el diapasón de las emociones colectivas.

Esta pasión de multitudes ha alcanzado una creciente complejidad y significación, de carácter social y cultural, que ha llevado a las universidades de América Latina a reflexionar con conocimiento especializado en las diferentes ramas de las ciencias de la actividad física y el deporte. Y además, a formar profesionales comprometidos con la realidad social de los países mediante la combinación de los tradicionales elementos comunes, básicos, profesionales y especializados de la cultura física con actividades de las ciencias sociales y las humanidades con el fin de permitir una mejor relación con el entorno y atender a la globalización sin olvidar la propia identidad y la tradición cultural.

En este marco, el deporte mexicano ha merecido el estudio de Enrique Rivera Guerrero, un joven y experimentado especialista en comunicación deportiva cuya trayectoria está vinculada, entre otras entidades, a la Universidad de Sonora, el Colegio Mexicano de Gestores Culturales, la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) y la Asociación Sonorense de Cronistas Deportivos (Asocrode).

Con talento y rigor científico, en Cancha Libre. Metodología para la Investigación Social del Deporte y la Comunicación el autor emplea metodologías cualitativas y cuantitativas para proponer un sugerente recorrido por la comunicación deportiva de México en dos ámbitos: la universidad y el espectáculo deportivo.


Presenta la reflexión universitaria como generadora de conocimiento y de actitudes. En el primer caso, abarca numerosos ángulos: la situación de la investigación social del deporte, la búsqueda de marcos conceptuales, el impacto en la vida social y cultural, las expresiones comunicativas, los modelos deportivos que sugieren los medios en la práctica deportiva y la consideración del deporte como índice del nivel de desarrollo y de calidad de vida de las naciones. Y en el segundo, reflexiona sobre el deporte como valor cultural universitario capaz de generar actitudes en las ciencias de la comunicación favorables a la convivencia entre gentes procedentes de diferentes culturas.

El análisis del espectáculo deportivo se realiza a través de dos de sus formas más populares en México: el fútbol y el béisbol. Por una parte, entiende que el balompié conforma una manifestación simbólica de diversas prácticas sociales para el consumo cultural de todo tipo de aficionados, desde el hueso colorado al ciberaficionado: violencia, género, identidad, fomento de la lectura y programas sociales, creación de imaginarios colectivos, presentación de los estadios como monumentos… Y por otra, examina el béisbol por las formas de expresión verbal y no verbal de sus aficionados, los códigos compartidos con la vivencia apasionada del fútbol y una organización cartográfica de espacios, tiempos y memoria subjetiva que permiten investigar y reconstruir la historia.

Este libro de Enrique Rivera Guerrero constituye un significativo aporte a las ciencias del deporte en idioma español y a los estudios sociales sobre la comunicación deportiva latinoamericana por su esfuerzo en la sistematización de la historia deportiva mexicana, por destacar la ingente labor de su comunicación deportiva en cuanto forma de acceso al deporte para grandes capas de la población y por sus constantes referencias a otros estudios latinoamericanos, desde los clásicos Joseph Arbena o Daniel E. Jones hasta la producción de universidades de ambos lados del Atlántico, y que, sin duda, son resultado de su labor como ponente internacional en Argentina, Colombia, Cuba o Estados Unidos.

Apegado a la realidad de aficionados y deportistas profesionales, este ameno viaje por el deporte mexicano, a través de su comunicación, es una experiencia enriquecedora y llena de sugerencias para nuevos estudios sociales. Resulta de gran interés para cualquier biblioteca especializada en comunicación deportiva por el gran relieve que han tenido los medios de comunicación de México en la difusión de la información especializada en idioma español a lo largo y ancho de todo el mundo.

Asturias, 2010.


domingo, 1 de noviembre de 2020

El Sporting entre los ecos de sport y el teléfono móvil


Jesús Castañón Rodríguez

En junio de 2008, el sexto ascenso del Sporting generó una serie de imágenes para el recuerdo popular de Gijón: el parque Hermanos Castro, cañones de confeti hacia el cielo de El Molinón, la “mareona” saltando el muro por la Escalerona para convertir el tramo desde los Jardines de El Náutico hasta la Plaza Mayor en un paraíso rojiblanco, baños de sidra para vivir en el clamor el triunfo…

El fútbol ya no se juega sólo en los terrenos de juego, también se ha convertido en el diapasón de las emociones colectivas que conquista todo tipo de espacios en una participativa fiesta social.

Históricamente, esta labor de emoción social en Gijón dio sus primeros pasos en los “ecos de sport” de los diarios de información general, gracias a figuras como Adeflor, que relataba las aventuras del Gijón Sport Club, José Manuel Aguado "Ball", Luis Álvarez García "Bay-Bay", Manuel Monasterio, Trensor… y tantas y tantas generaciones de informadores que se asombrarían con la actual tarea de atender a la prensa escrita, la radio, la información audiovisual y los incipientes espacios para participar, crear y compartir información y opinión sin fronteras ni horarios.

A lo largo de toda su de historia, el Sporting ha ido con los tiempos y su comunicación social ha sido uno de los principales ejes teniendo como responsables desde el presidente Anselmo López, cuando remitía colaboraciones a la prensa asturiana  y a las revistas de las que era corresponsal (Hércules en Bilbao, Júpiter en Barcelona, España Esportiva y Madrid-Sport en Madrid), hasta la actual labor a toda velocidad con producción de mensajes propios, atención a los medios de comunicación tradicionales, mercadotecnia y campañas de publicidad que coordina ese simpático e imprescindible ser, pegado a un móvil y un ordenador portátil, llamado José Luis Rubiera.

En el paso del siglo XX al XXI, la irrupción de la comunicación mundial y globalizada ha cambiado las formas tradicionales de hacer y su aplicación a la vida del Sporting, ha merecido el estudio de Estefanía Suárez-Otero Redondo, una periodista que ha sabido combinar su formación británica de una Licenciatura con honores en Periodismo y Comunicación en la Universidad de Wolverhampton (Reino Unido) con la emoción de una rojiblanca convencida que, según cuenta la leyenda familiar, esperó a venir al mundo hasta bien entrada la noche para que regresara el padre de El Molinón y es socia desde los nueve años.

A lo largo de sus capítulos, Idioma sportinguista aporta claves para comprender el funcionamiento mediático del fútbol moderno en el marco de la Unión Europea y los motivos que llevan a crear gabinetes de prensa, comunicación interna y comunicación externa, interacciones desde Internet,  celebraciones de los centenarios del club y del estadio…



Destaca la creación de la Jefatura de Prensa y la labor que ha desarrollado entre 1997 y 2005 con la creación de soportes comunicativos y salas de prensa en la Escuela de Fútbol de Mareo y El Molinón, la formación de estrategias para aumentar los ingresos de publicidad y de patrocinadores, el cambio de la imagen corporativa, la búsqueda de una correcta documentación histórica y la generación de un sistema de relaciones con protagonistas, negocios y comercios.

Y también resalta la innovación de múltiples canales de comunicación de los que el sportinguismo ha disfrutado en ese tiempo: periódico gratuito los días de partido de Liga, revista, mensajería y boletines, cartas personales, informes de prensa, radio digital, notas y ruedas de prensa… o un sitio web que fue reconocido en 2004 por el semanario Don Balón como el mejor de Segunda División y uno de los cinco primeros de todo el fútbol español.

La historia de este volumen, que tiene en sus manos, arrancó como una Tesis de grado que se leyó en mayo de 2006 en la Universidad de Wolverhampton (Reino Unido) con el título  The press office of the Real Sporting of Gijón. Communication in football clubs y fue dirigida por Dennis Foy, Catedrático en Medios de Comunicación y Publicidad,  coordinador de Relaciones Internacionales del Departamento de Medios de Comunicación y admirador de “El Brujo” Quini, y por Sarah Williams, Coordinadora y Catedrática de Relaciones Públicas de la Facultad de Humanidades, Idiomas y Ciencias Sociales.

Ahora se ve transformado en Idioma sportinguista como un estudio pionero para el fútbol español porque proporciona datos sobre la comunicación empresarial en las sociedades anónimas deportivas de la Unión Europea y sugiere pistas para otros estudios sociales del deporte.

Es original para los trabajos sobre el Sporting porque plantea una nueva dimensión: el análisis de la vida de un club profesional, más allá de la constante reescritura de la historia deportiva en las canchas.

Y es verosímil porque ha tenido acceso al restringido mundo interno de los despachos del club y refleja, de primera mano, las principales tendencias en la especialización en comunicación de las sociedades anónimas deportivas y en estrategias para llegar a la sociedad con más eficacia.

¿Forma parte de la “mareona” que sigue al Sporting? ¿Se emociona con sus venturas y desventuras en El Molinón, en el chigre o conectándose a Internet desde el fin del mundo? ¿Le gusta la comunicación empresarial? ¿Es periodista? ¿Siente curiosidad por comprender el trabajo de despacho que durante toda la semana da paso a la magia de los noventa minutos en la cancha? Pues entréguese con fervor a Idioma sportinguista un libro agradable de leer y de seguir, que está llamado a ser una obra de referencia para el mundo rojiblanco.

Asturias, 2008.






jueves, 1 de octubre de 2020

Prólogo

 Sergio Ricardo Quiroga (*)

Tras algunas experiencias, estudios e investigaciones en los últimos veinte años se ha profundizado en las múltiples relaciones difusas y contradictorias surgentes entre la comunicación y el deporte, núcleos problemáticos que habían comenzado a salpicar primero y luego a incidir fuertemente en la agenda académica de los investigadores en comunicación y de otras disciplinas, aunque su clima conceptual y sus fronteras, en ese momento, parecía no estar aún formulado con precisión.
Sin embargo asistíamos a un momento de creciente reconocimiento de la interacción entre estos dos campos culturales-académicos que exponían complejidad y transdisciplinariedad. Potencialmente era un gran desafío para los estudiosos poder iluminar más, reconocer límites, fronteras o posibilidades de este terreno desconocido.

El deporte había vivido un singular “desencuentro”, una idea de Pablo Alabarces (1998), con la academia. El deporte como fenómeno de la cultura social había sido pensado por otros terrenos de producción intelectual y no es hasta mediados de los noventa que se puede notar una producción autónoma de estudios sociales y culturales del deporte.



Portada de la Guía del lenguaje deportivo 2017.

Hoy reconocemos que el deporte moderno nació en el siglo XIX en Inglaterra como una expresión de estatus y distinción de las clases altas o sectores privilegiados. Como ha destacado el sociólogo francés Bourdieu (1990) el nacimiento del deporte es también la consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas y el resultado de la disminución de la jornada laboral, de la urbanización y de la modernización de los transportes.

Los estudios de comunicación han reconocido el fenómeno de la otredad. Esto no es gratuito ya que el problema del otro es el problema de la comunicación. Afirman los estudiosos que no existe comunicación sin malos entendidos, sin ambigüedad, ya que en ella, participan seres humanos. También se ha establecido que a través del lenguaje la sociedad establece como cada persona puede expresarse ya que lenguaje y la lengua son elementos constitutivos de la identidad y de la integración social. El lenguaje es una dimensión en la que se mueve la vida humana y hace que el mundo llegue a la existencia en términos de Heidegger.

En la actualidad, el lenguaje periodístico-deportivo “se caracteriza por ser una variante del uso común de la lengua” (Oliva Marañon, 2012:12). Jesús Castañón Rodríguez es un creador del espacio académico constituido por el idioma y el deporte, fundador de una página con ricos contenidos sobre la temática como es www.idiomaydeporte.com. Es además, un intelectual español dedicado hace 35 años al estudio del lenguaje deportivo en cinco dimensiones: literatura, pensamiento e investigación, bibliotecas, referencias y exposiciones. Para Castañón Rodríguez el idioma español en el deporte es una forma de expresión policéntrica.

El nuevo libro Guía del Lenguaje deportivo 2017 es una nueva contribución del Dr. Jesús Castañón Rodríguez que propone desde el terreno lingüístico y el nivel creador del idioma un ámbito de rememoración de 1992 con su contribución al Olimpismo, al lenguaje periodístico y a la educación. En esta obra se repasa la dimensión de los Juegos Olímpicos, la contribución española, el legado de Samaranch al Movimiento Olímpico y el aporte que supuso para la lengua y literatura española la realización de los Juegos Olímpicos. Guía del Lenguaje deportivo 2017 es además un aporte destacado que echa luz sobre el universo constituido entre el lenguaje deportivo, el deporte y el olimpismo.

Una obra imperdible para los intelectuales y estudiosos de la temática que aborda de manera profunda, detallada y cronológica las más importantes contribuciones relacionadas al deporte, al olimpismo y su sinergia con el idioma.


Bibliografía
Alabarces, P. (1998). Desborde, exceso y ausencia: los estudios sobre deporte en la Comunicación, la Antropología y la Sociología Latinoamericana. Ponencia ante el IV Congreso Latinoamericano de Ciencias de la Comunicación, ALAIC, Recife, setiembre.
Bourdieu, P. (1990). Sociología y cultura. México: Editorial Grijalbo.
Castañón Rodríguez, J. (1997). “El deporte y el lenguaje. Bibliografía”. En La Página del Idioma Español, Río de Janeiro, 17 de julio.
Oliva Marañon, C. (2012). Lenguaje deportivo y comunicación social: prototipo coetáneo de masas. Revista de Comunicación de la SEECI. (Julio 2012). Año XV (28), 11-29. Disponible en http://www.seeci.net/revista/hemeroteca/Numeros/Numero%2028/n28-2.pdf.

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(*) Esp. Sergio Ricardo Quiroga es Coordinador de Investigación y Director de la Cátedra de Pensamiento Comunicacional Latinoamericano del Instituto Cultural Argentino de Educación Superior (ICAES) Argentina. Email: sergioricardoquiroga@gmail.com

martes, 1 de septiembre de 2020

Prólogo


Prólogo

Carmen Menéndez (*)

El carnaval de las palabras deportivas constituye el último trabajo publicado por Jesús Castañón sobre terminología en el ámbito deportivo. A un erudito como él, la elaboración de este estudio, que reúne términos y expresiones de ambos lados del Atlántico, le habrá dejado agotado de tanto viaje verbal entre España y un total de dieciocho países latinoamericanos.

Me imagino al autor a punto de agarrar viento en la camiseta -expresión uruguaya para referirse al entusiasmo de manera exagerada- mientras bota la bola -así dicen en Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela a realizar una tarea con éxito-, aunque él rechace que su contribución lingüística suponga un jitazo, según emplean en Honduras y México para referirse a un triunfo o éxito grande.

 

Carmen Menéndez y portada del especial El carnaval de las palabras deportivas.


Estas son solo algunas de las decenas de expresiones deportivas con las que Jesús Castañón festeja un carnaval especial que le lleva por estadios, canchas y recintos, en los que se acomoda en cada uno de sus graderíos entre atronadoras celebraciones, bulliciosas fases de espera y lacónicos momentos deseosos de remontadas. En esos asientos o en cualquier rincón del recinto deportivo, incluidas salas de trofeos o el más insignificante en apariencia espacio de instalación, este profesor, considerado una autoridad en terminología deportiva en español, se empapa de cuanto ocurre en el lugar que acoge la competición; luego sale, abandona el equipamiento y comienza el recuento y análisis de palabras y expresiones, esas con las que el deporte se entremezcla, se desliza y se adentra, sin importar que quien las emplea o recibe sea apasionado seguidor de un club o de una especialidad deportiva, o simplemente un profundo desconocedor de la materia.

El carnaval de las palabras deportivas aglutina una selección de términos y expresiones recogidos por su autor durante treinta y cinco años de recorrido por la zona teórica del lenguaje. En estas tres décadas y media también se ha paseado físicamente por los grandes referentes del carnaval más cercano a las palabras deportivas que encuentran en el antiguo estadio de Maracaná, en Brasil, el enclave en el que se consumó el hechizo de este asturiano afincado en Valladolid, o quizás palentino con vitola de hijo adoptivo de Asturias. Allí, en la tierra del sambódromo quedó prendado de la magia de la palabra y de la fuerte convicción con que el guía del estadio, el inolvidable Isaías, un hombre muy corpulento, narraba con extraordinaria pasión la historia del mítico Maracaná.

De América a España porque Castañón ya había apuntalado mucho antes su querencia por los equipos arraigados en ciudades con solera carnavalesca, como el Sporting de Gijón. Sus veranos familiares en esta localidad asturiana le potenciaron su apego al deporte, en especial al fútbol, con el que se reencuentra cada temporada en su visita anual a El Molinón. Como él, la Sardina del Antroxu gijonés también reaparece cada año por esta época convirtiéndose en protagonista locuaz del carnaval local, en el que se entremezcla con el colorido, los destellos y la aureola del fructífero deporte de la ciudad.

Oviedo, 2016.

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(*) Periodista que ha cubierto los Juegos Olímpicos de verano de 2004 y 2008 en Atenas y Pekín. Vinculada al Centro de Estudios Olímpicos de la Universidad de Oviedo, su trayectoria está unida a la Agencia Efe de noticias, el diario El Mundo y la Cadena Ser. Vicepresidenta de la Asociación de la Prensa Deportiva del Principado de Asturias, en 2003 recibió el Premio Nacional de Medios de Comunicación, otorgado por la Federación Española de Piragüismo, y, en 2007, el Premio Deportivo Ciudad de Oviedo a la mejor labor divulgativa del deporte base.


miércoles, 1 de julio de 2020

Prólogo


Prólogo

Paco González (*)

Cuando tenía 13 o 14 años yo pensaba que en el mundo entero no podría existir alguien que estuviera más chiflado que yo por el deporte. Me gustaban todos los deportes y me aprendía todas la reglas y clasificaciones posibles. Sin embargo, a lo largo de estos años he ido descubriendo con alegría que el mundo está lleno de locos como yo. Incluso se podría decir que dentro de ese manicomio yo estoy bastante cuerdo. No podría decir exactamente quien es el "mayor tarado del reino", pero hay algunos que aspiran seriamente al trono y encima trabajan conmigo: ese Maldini que se ve partidos sub-17 entre Togo y Fidji, ese Pedro Martín que saca estadísticas hasta de los saques de banda... El caso es que irrumpe con fuerza en el top ten el autor de este libro, Jesús Castañón. Ya me había advertido mi amiga Carmen Menéndez que lo de Jesús no era normal y que su capacidad de trabajo era agotadora (para los que le rodean, claro). Al leer esta su obra me quedé asustado de la paciencia y perseverancia, de las horas y horas de curro, que este diccionario tenía tras de sí. Hay que amar mucho al deporte para realizar un compendio así.

Yo se lo recomiendo como libro de consulta permanente a todos los apasionados por cualquier modalidad deportiva. Pero también a todos los que tengan un mínimo afán de perfeccionar su vocabulario, entre los cuales me encuentro. ¡Cuántas patadas pegamos al diccionario los profesionales de los medios! Y qué poco conocemos de la terminología exacta en la mayor parte los deportes (yo me acabo de enterar de que una cangreja no es lo que todos pensamos sino una vela trapezoidal). Por cierto, voy a incitar al autor para que, en su día, prepare una segunda parte en la que -a ser posible- españolicemos un poco tanto extranjerismo; porque hay páginas en las que uno alucina: skeet (en tiro), skiff (en remo), skip(además de en la lavadora, en curling) y skish (en pesca)... Lo siento Jesús, tú no tienes la culpa.




Paco González y portada del libro Diccionario terminológico del deporte.


Si usted siempre quiso saber la diferencia ente un ippon y un wazza-ari cada vez que en los Juegos Olímpicos daban judo, este es su libro. Una obra llena de curiosidades (batido de huevo es un ejercicio de natación), que refleja precisamente la curiosidad del autor, capaz de contarnos como se dice salto de pértiga en Sudamerica (de garrocha), o de preguntarse a qué diablos juegan esos locos que dicen practicar fútbol y le ponen el "apellido" australiano. Sólo alguien que ame y respete el deporte como Jesús se podría embarcar en una obra de semejante tamaño, con más de 5.000 entradas. Lo del amor lo digo porque no ha podido controlar su admiración por los protagonistas de todo esto, y ha incluido reseñas biográficas de más de 600 profesionales del deporte. Desde Anquetil al mítico Babe Ruth (¿Que quién era Babe Ruth?... A usted no le gusta el béisbol, ¿eh?).

Hablar bien (o escribir) es hacerlo con corrección, intentando al menos utilizar los términos adecuados en cada situación. En la radio, la improvisación te lleva al error muy frecuentemente... o a las coletillas que cada uno tiene para ir ganando tiempo y encontrar la palabra exacta que refleje con precisión aquello en lo que estás pensando. Este libro está lleno de palabras exactas, y a todos los periodistas nos vendría de perlas consultarlo casi a diario. A los futboleros casi se nos ha olvidado que un pase de pecho se puede ver en la Ventas, pero también en balonmano. A mí desde luego me va a servir de guía-diccionario-enciclopedia-vademécum para cualquier duda que me surja.

Como todo el mundo está de acuerdo en que "hay que leer más", yo me limitaría a añadir que "hay que leer mejor", y si usted ha abierto esta página es que tiene la intención de hacerlo y aprender. Le felicito.

Usted es otro loco del deporte, ¿verdad?... pues le va a encantar.

Madrid, 2004.
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(*) Periodista. Premio Ondas en 2002.


lunes, 1 de junio de 2020

Loas a la obra, al autor y a los editores;


Prólogo

Loas a la obra, al autor y a los editores; cartas y críticas a los poderes públicos; exaltación del fútbol como cultura y ¡Viva el Sporting!

Mauro Muñiz (*)

"En los años 60 y 70 se destacó la conversión
de la entidad en una seña de identidad
desde el lema de Cesc 'El Barca más que un club
y el fútbol, más que un deporte". (De esta obra)

Queridos lectores:

Consciente de la importancia de un prólogo y siendo yo un experto en el género -género destinado a elogiar lo que se prologa- comenzaré con una fuerte crítica para expresar mi indignación por la modestia con que los editores y el autor presentan al público, de nuevo, una obra ("El humorismo español y el fútbol") aparecida hace nueve años y reeditada ahora, con un nuevo título, oportuna y muy galanamente, gracias a "Fútbol Asociados". Oportunamente porque se hacía esperar.

Modestia intragable. Humildad victimista. Declinación de responsabilidades. Rechazo a todo elogio por muy merecido que sea. Esto no es serio puesto que autor, editores asociados y la misma obra, niegan su propia victoria por goleada mientras las gradas les aplaudimos, les damos la copa ganada en una dura final, y les pedimos que nos obsequien con sus camisetas bien sudadas. La razón es que las patadas al balón en este "Humor a patadas" han roto las redes y los largueros por su potencia, pericia y belleza. Esta obra tenía que figurar de texto, desde hace nueve años, en las Escuelas, los Institutos y las Facultades Universitarias, incluyendo las específicas Escuelas y Centros Superiores de Formación Deportiva, ya que estamos ante una necesaria y logradísima contribución al fútbol como cultura, que es una expresión del modo de ser de nuestro tiempo. Si el maestro Ortega viviese hubiera sostenido esta tesis a la altura necesaria para que los filósofos contemporáneos abriesen, en una interpretación pedagógico-realista de lo que es el balompié, nuevas perspectivas a la capacidad de pensamiento y acción del Mundo moderno.

Trabajando como redactor jefe en "Gaceta Ilustrada" de Madrid, fundada y dirigida por el gran periodista y escritor gijonés Manuel Suárez Caso, me encontré un día en el Bernabéu con uno de los inmortales de la publicación, el profesor y Académico de la Lengua don Antonio Tovar, acompañado por otro intelectual de campanillas al que no cito porque quizá no le guste.

- ¿Ustedes aquí, maestros?

- Sí, aquí, querido Mauro, donde debemos estar: con las masas.

Luego me explicó, con la cordialidad y benevolencia que ya no existen en el panorama literario español entre los maestros y los alumnos que, ni las Olimpiadas griegas ni los Juegos romanos, tuvieron en su tiempo la importancia que tiene el deporte del balón en el nuestro.

¿El Fútbol como cultura? Sí, en la medida que ésta, la Cultura, constituya una expresión de la racionalización de la naturaleza, un mecanismo de la Civilización, aquello que integra a través de mitos, saberes, ciencias, sentido de la superación, pluralidad de personas, simbolismo, incitación al desarrollo de la vida humana... y todo esto es el fútbol que, como sabemos porque lo dicen los manuales, comenzó en Oriente, se extendió por Occidente y se profesionalizó, tras asentarse en Gran Bretaña, en 1885. Era el año en que es un éxito "La Regenta" de Clarín; el Doctor Ferrán da a conocer su vacuna contra el cólera; España vibra con Lagartijo y Frascuelo; muere Alfonso XII, y la María Guerrero debuta en el teatro. Casi nada, la historia en un hilo. Y el fútbol que había entrado en España, pero no en patera, por donde ahora entran los inmigrantes a Eldorado de Almería, ya disponía de una liga profesional. Diez y nueve años más tarde se fundaba la Federación Española, que ahora parece una olla de grillos, cuyos estatutos y reglamentos se redactan cuando comienza la Primera Guerra Mundial. El fútbol se había instalado en el sur, el centro y norte de España y, en Asturias, surgían las cabezas y las piernas que reverdecieron, aún más si cabe, nuestros verdes campos de edén asturiano, y los estadios internacionales, incluyendo el de Amberes.

La carrera del fútbol fue meteórica y, en el fondo, podríamos decir que el fútbol es el estado normal de los occidentales entre guerras. Al acabar este siglo XX, ¿qué queréis que os diga?, los españoles podemos reeditar el lema imperial de Carlos V "En los dominios de España nunca se pone el sol", porque si no tenemos política de primera mano igual que los norteamericanos, en los cinco continentes, sí disponemos y ejercemos la que nos dan los goles. Nuestros emigrantes, y los que no lo somos, nos sentimos ciudadanos universales de primera cuando, una y otra vez, demostramos que once contra once, no hay quien nos gane y, si nos ganan, es por culpa del árbitro.






Mauro Muñiz y portada del libro Humor a patadas.

Se ha escrito que, gracias al fútbol, las dictaduras intentan alienar a las masas. Claro que sí. Las dictaduras y las democracias desde los romanos. El poder político siempre ha buscado sumisión o por la fuerza o por el engaño. Y casi siempre lo ha conseguido. Pero el fútbol es más que el poder político. Se deja mimar por él, se aprovecha de él y lo somete a sus propios encantos y, si no, no hay más que ver las mimosidades, complacencias, carantoñas y libidinosidades con que los políticos, antes y ahora, buscan los votos del pueblo retratándose en las tribunas en todas las finales, gane quien gane. (En las finales, queridos amigos, no hay perdedores, sino ganadores...)

Comprendo, al paso de los años, la importancia -no podía ser de otra manera- del maestro Tovar en su explícito reconocimiento del poder futbolístico de las masas. Comparto un no periclitado concepto de que las masas, y no las mayorías, son las verdaderas protagonistas de la Historia, pues que las últimas, en definitiva no son más que puras estadísticas manipuladas, políticamente, por las urnas. Las masas, por el contrario, nunca son silenciosas. Sin ellas no hay revolución posible, quieren vivir con su lenguaje y, si hace falta, mueren con el viva en la boca. Las mayorías, en cuanto suena algo, se meten debajo de la cama. Las masas concurren al fútbol y, como un milagro imperado por una racionalidad instintiva, ondulan, cantan, se exaltan, se indignan, levantan la tarde en las horas de combate y la hacen grandiosa y resucitan en las alamedas perdidas del domingo, la canción de los rivales. Quien no vea en las masas, a lo largo de un partido de fútbol importante, el desarrollo de un orden, por escandaloso que sea, que se vaya a la siesta o al nirvana político del "café, copa y bulo...".
La cadencia integradora de nuestra vida pública ofrece su mejor expresión, la más vibrante, incansable y comunicativa, en los estadios de fútbol. Y es difícil negar, por doloroso que lo sintamos, que los mejores homenajes a la Bandera de todos, se hacen en y desde las gradas.

La Cultura del fútbol es una cultura de masas, para las masas y ha recibido la alternativa de los humoristas, que son los filósofos geniales de nuestro tiempo. Humor a patadas representa, como digo, una afirmación, docta y rigurosa, de la imparable ascensión del fútbol como cultura. Cuando lleguemos a ocupar nuestros reservados y merecidos sitiales en los cielos, comprobaremos que Dios y los ángeles, tronos, virtudes, potestades, dominaciones, querubines y serafines, celebran el domingo llevando pancartas y camisetas a favor de sus equipos en la liga.

Con una excepcional, paciente, rigurosa dedicación, y con prurito doctoral, el autor ha hecho un servicio impagable a la cultura ya la convivencia democráticas pues que, sin fútbol, en España ya hubiese triunfado la referencia goyesca del garrote.

El fútbol organizado des activa las tendencias fratricidas que campeaban y enseñoreaban el bronco paisaje histórico español y ha sentado a los españoles, para que diriman sus cuestiones eternas, en las gradas y, desde ellas, hacen de la paz una gloriosa competición compartida, mientras el balón, por los aires o bebiendo y besando el jugoso césped, canta que el mundo no es colombino sino que, redondo y fulgurante, lleva el mensaje del alirón al Cosmos tentado por el caos del bing-bang. Importa ganar, importa no perder. Pero con final victorioso o no, gana la lealtad y la solidaridad con los colores propios. Los colores del arco iris de la personalidad colectiva. El mahón, el humo, la entraña carbonaria, la azulosa mirada del mar, el trajín de nuestras gentes, las ganas de vivir, la bondad del pan y el rechazo al miedo. ¡Ay, nuestros colores! Los colores de nuestro equipo nos visten de fiesta y combate vital. Cuando lanzamos las arengas por nuestro equipo llamamos al pueblo por su nombre y todo vuelve a ser siempre hermoso. Son las claves del fútbol que, a veces con bronca, levantan las ganas de seguir, fuera del estadio, en la convivencia y la rivalidad.

Se trata, la del autor, de una hazaña irrepetible. Ha entrado en el humor nacional y ha recogido, en su estética y su invasiva crítica de gracia, durante veintiún años, en esta antología perfectamente matizada, todo lo que sobre el fútbol han dicho escritores, filósofos, dibujantes, en los medios de comunicación. El libro, por lo tanto, es una agenda puntual para periodistas, políticos, académicos, aficionados, para todos cuantos estamos enganchados en el tirón del fútbol, que es la más plural y lúdica expresión del ser de nuestro tiempo.

Muchas gracias a Jesús Castañón, cuyo padre fue compañero mío en la Escuela de Periodismo, un gran escritor que cantó a su tierra en "Romances de Grisú", compartió su vocación con la de catedrático de literatura y fue, y es, un orgullo para mi generación. Jesús Castañón es, como su padre, de la cantera. Esta obra le convierte en el primer cronista intelectual del fútbol español.

Un saludo a José-Manuel Femández, que sigue fabricando fútbol y creando futbolistas. Su imagen en el campo no ha sido olvidada y reverbera en el recuerdo, en las tardes de los domingos, cuando admiramos a las nuevas generaciones. Es más que de nuestra cantera, ahora. Él la hace.

Y otro, a los viejos amigos supervivientes de la escuela pública El Arenal, que teníamos claro las tres cosas más importantes, además de la familia y del barrio, en el Universo: Dios, España y el Sporting de Gijón.

Madrid, 2002.

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(*) Mauro Muñiz es periodista y escritor. Graduado en la Escuela Oficial de Periodismo y  doctor en Ciencias de la Información, ha sido presidente del sindicato Asociación Profesional Libre e Independiente y jefe de prensa de CSI-CSIF. Su trayectoria periodística ha estado vinculada, entre otros medios de comunicación, a los diarios madrileños Abc, El Alcázar y Nivel, el gijonés El Comercio y el conquense Ofensiva, a los semanarios El Español, Gaceta Ilustrada y La Actualidad Económica y a Televisión Española, canal en el que desempeñó el cargo de Jefe de los Servicios Informativos. Su labor literaria ha comprendido cuentos, relatos cortos, poemas y ensayos.

viernes, 1 de mayo de 2020

Treinta años dan para mucho

Treinta años dan para mucho

Francisco Muñoz Guerrero (*)

Que el deporte ha ejercido una influencia notable en el devenir de los pueblos es algo que nadie cuestiona. Desde que el rey Ifitos (1) organizó en la ciudad de Olimpia, en el Peloponeso, al pie del monte Kronion, unos juegos en honor de Zeus, el padre del panteón griego, el deporte ha estado presente en la mayoría de las manifestaciones culturales de todos los tiempos. El carácter de aquellos festejos era marcadamente religioso por cuanto estaban consagrados a un dios y en ellos el deporte siempre fue la manifestación más arraigada.

La importancia que esos juegos alcanzaron fue tal que Ifitos logró de todos los Estados griegos que el suyo fuese considerado neutral en las confrontaciones bélicas que con frecuencia sacudían la región y que durante la celebración de los juegos -que tenían lugar cada cuatro años- se declarase una tregua entre todos los pueblos de la Hélade. Los vencedores de los juegos se convertían en ciudadanos admirados a los que los mejores poetas griegos dedicaron sus versos para cantar sus victorias.
Esta prevalencia del deporte sobre otras manifestaciones no es un asunto baladí debido a que se ha convertido en una especie de necesidad de las sociedades y ha ido más allá de los espacios que le son propios para formar parte de los valores sociales y culturales del día a día. Su práctica, ligada desde siempre a la calidad de vida y a la salud, bien puede ser una medida del avance de los pueblos en el recorrido por los predios de la historia.

En ese largo camino el deporte ha traspasado culturas y pueblos y los ha trascendido, y aunque con el tiempo han ido cambiando los modos y las modas, siempre ha conservado la impronta de esfuerzo, sacrificio y deseo de vencer. En esta línea se expresó Rodrigo Sánchez de Arévalo, en su Vergel de los príncipes (1454-1457): «Otro sí, mas noble exercicio es e deporte el torneo, que non la justa, porque mas figura tiene de guerra, e mas allegado es al peligro e a la fortaleza» (2).

Una actividad de este calado, la deportiva, cuenta con su propia forma de expresión, con sus propias voces, con sus propias palabras para definir y ser definida. La clara y progresiva importancia del deporte en el entorno social hacía necesaria una reflexión precisa y detallada sobre este aspecto muy particularmente sobre las expresiones específicas de las diversas manifestaciones, en particular aquellas que nos llegaron procedentes de otras lenguas. Muchas de estas se afianzaron en la lengua general e incluso en la lengua culta y ya forman parte del acervo lingüístico de la comunidad hispanohablante.

La lengua evoluciona en la misma medida que cambian y se desarrollan los vínculos de comunicación y las actividades que interrelacionan a los hablantes. El lenguaje deportivo no es ajeno a esta mudanza por cuanto se ocupa de nominar, detallar y definir las prácticas vinculadas al ejercicio físico, ya sea en sus matices meramente lúdicos como 'diversión, holgúra, passatiempo’ (3) o en representaciones de pura competición.

El primer fruto del interés de Jesus Castañón por este lenguaje de especialidad fue Lengua y fútbol. Mundial 82, un trabajo universitario que vino a materializar una idea gestada en Gijón el 19 de diciembre de 1981 y que se doctoró diez años más tarde en la Universidad de Valladolid con la tesis Léxico de fútbol en la prensa deportiva española: 1938-1989.

Desde entonces, la actividad investigadora del autor ha sido una constante que ha abierto camino a otros especialistas.



Francisco Muñoz Guerrero y portada del libro La comunicación deportiva y la lengua española.



Los estudios llevados a cabo por Jesús Castañón sobre del lenguaje deportivo, sus variedades léxicas, la morfología, las adaptaciones fonéticas, las grafías, los aspectos sociolingüísticos y cualesquiera otros relacionado con la comunicación han cristalizado en la edición de libros, en colaboraciones en periódicos y revistas, en la participación en congresos internacionales y en la elaboración de textos universitarios. Todo ello lo han convertido en un autor de referencia para investigadores, universidades, periodistas e instituciones de España y América que, como la Real Academia Española o el Consejo Superior de Deportes, recurren a él como fuente de consulta y asesoramiento en el uso de la terminología deportiva.

Han sido treinta años de permanente actividad en el campo de la lengua de especialidad. Ahora, en el comienzo de la segunda década del tercer milenio, Jesús Castañón, que se llama a sí mismo «eterno aprendiz», nos sorprende de nuevo con La comunicación deportiva y la lengua española -como hace poco lo hizo con un volumen dedicado a los términos de origen extranjero (4)- y nos ofrece un recorrido por esos treinta años de incansable labor investigadora y divulgadora.

El libro, después de una introducción del autor en la que nos cuenta abiertamente su peregrinaje por las no siempre desbrozadas veredas del estudio y la búsqueda, arranca con un significativo capítulo intitulado «El lenguaje como herencia espíritu y alma de la Patria». A partir de ahí, hace un repaso metódico y sin concesiones a planteamientos falaces en el que analiza la corrupción, la perversión y la destrucción del lenguaje deportivo, se adentra en los nuevos tiempos de la comunicación y concluye con un breve epílogo en el que aventura que el siglo XXI puede ser la oportunidad esperada para la comunicación inteligente.

El libro, mucho más que una visión retrospectiva de seis lustros de estudio sobre el lenguaje especializado, disecciona las cuatro grandes etapas que configuran la relación entre la comunicación deportiva y la corrección idiomática. Página a página va desgranando la evolución del lenguaje del deporte, los intentos por adoptar al esquema fónico del español los términos y expresiones propias de las distintas manifestaciones deportivas, la resistencia que periodistas, lingüistas y sociólogos han opuesto a los abusos de la jerga, a las muletillas, a la escritura caprichosa de determinadas palabras, a los eslóganes, a los solecismos, a los calcos, a las confusiones semánticas, a las inexactitudes gramaticales, a los modismos superfluos y, por supuesto, a las impropiedades léxicas por su influencia en los registros de la lengua y por considerar que empobrecen e idioma. Esta Oposición, que no es gratuita, obedece al hecho de considerar la importancia que el lenguaje deportivo, en tanto que lengua de especialidad, tiene en la renovación y enriquecimiento de la lengua general.

Castañon, que muestra una gran preocupación por un uso decoroso del idioma, con sus luces y sus sombras, nos ofrece las reflexiones que han hecho un gran número de autores en torno al lenguaje deportivo en sus diversas obras, señaladas para interés de otros especialistas. Es un repaso somero pero de gran alcance, metódico y perfectamente armado en el cuerpo del texto genera.

Las numerosas notas insertadas a pie de página en La comunicación deportiva y la lengua española son por sí mismas un completo y extenso glosario terminológico que sin duda será de provecho para los estudiosos de esta forma .de comunicación especializada. Este tesauro terminológico se completa con un registro de profesionales de la comunicación, la lingüística, la sociología y la docencia de los que se incluye una breve semblanza al término del libro, en el apartado "Nuevos tiempos». La extensa referencia bibliográfica es una más de las bazas de esta obra que nace como una especie de homenaje a esos treinta años de trabajo y a partir de los cuales, en reflexión del autor, llega la hora de construir con armonía «para iluminar las confusiones y superar los desafíos de un ámbito en permanente ebullición».

Madrid, enero de 2011.
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(*) Periodista y escritor de narrativa. Secretario General de la Fundación del Español Urgente BBVA, es coautor de varias publicaciones de la Agencia Efe sobre el lenguaje .en los medios de comunicación y de los libros de estilo de Red EléctricEspañola y de los colegios de abogados de Madrid y Granada y ha colaborado en el Libro de Estilo Garrigues. Dirige la revista Donde dice...

(1)   Ifitos, rey de Élida, organizó la primera olimpiada en el 884 a. C. A partir del 776 a. C. los años se contaron por olimpiada, esto es, por el tiempo transcurrido entre unos y otros Juegos olímpicos. Así fue hasta el 394 d. C., fecha en que fueron suprimidos por el emperador Teodosio.
(2)   Real Academia Española: Corpus diacrónico del español (CORDE). El subrayado es mío.
(3)   Diccionario de la lengua española, edición de 1732. Real Academia Española.
(4)   Términos deportivos de origen extranjero. Edmundo Loza Olave y Jesús Castañón Rodríguez. Universidad de La Rioja. Logroño, 2010